Parpadeos fugaces

lunes, 2 de diciembre de 2013

Los ojos de Diciembre

Había veces que no sabía qué hacia en ese mismo lugar, como cuando vas a la cocina abres la nevera y piensas "¡Joder, si yo iba a mear al baño!"
Algún enchufe de la cabeza explota cuando de repente se da cuenta que ha estado caminando durante 30 minutos, escuchando música, con las manos en los bolsillos y el frío a la chepa.
Reía a carcajadas y después de reírse del propio eco de su risa, otro enchufe se desenchufaba y olvidaba porqué reía.
Al segundo atenta, al siguiente segundo distraída, así parecía.
Con sus gestos; todos acompañados de algún tono de voz característico.

Una vez, ante el furioso ejército del General Insomnio consiguió defenderse con los escudos de la imaginación, eso a lo que los mortales llaman "soñar despierto"
Mientras su cuerpo relajado de la punta de los pies hasta la punta de la cabeza ella empezaba a echar ingredientes en la cacerola de su interior.
Se abre el telón:
Un paisaje extraño, oscuro.
"No me gusta demasiado oscuro" susurraba frunciendo el ceño.
Apareció un paisaje nocturno, una sierra vista desde el punto más alto iluminado por la luz de la luna llena.
Levantó el brazo con los ojos cerrados, mientras imaginaba como con el dedo iba pintando una a una las estrellas. Como si de pegar pegatinas fluorescentes se tratara.
Suspiró.
"Un búho" pensó.
Y una figura negra se dejó ver entre las ramas de los árboles que estaban más visibles. Aquellos ojos gigantes parecían dos focos de luz al reflejarse la luna.
El cántico lúgubre de los búhos por la noche le daban la sensación de tener frío.
Y enseguida acudió el escalofrío a la llamada.
Abrió los ojos del temblor y la imagen nocturna desapareció en su mente.

Insomnio 1 - Sueño 0

El gusano de la competitividad mordió con fuerza y enfurecida cerró de nuevo los ojos.
"Quiero calor" dijo en voz alta.
Tras un fundido a negro apareció el paisaje un tanto emborronado, como cuando se empañan los cristales e intentas ver a través de él.
De repente le quemaban los pies y al mirarlos sus zapatillas se convirtieron en cenizas. A lo lejos pudo vislumbrar una montaña que parecía ser un volcán, y al acercarse para desempañar la imagen se desvaneció como un espejismo.
Fue tal la decepción que la lava empezó a burbujear con fuerza.
"¡Quiero dormir!" gritó en sueños, pataleando.
El grito llegó hasta los oídos de las neuronas muertas que vagaban por su viscoso cerebro y éstas resucitaron.
El sueño empezó a temblar y el suelo se convertía en lava, descolocando la superficie y haciéndola tambalear.
"Apocalíptico" consiguieron decir sus diminutos labios, que se apretaban fuerte el uno contra el otro.
Cuando la tierra dejó de temblar, y los trozos de tierra estaban repartidos en diferentes zonas a distintas alturas consiguió ver el océano de lava. Inmenso, precioso.
Entonces notó aquella paz, esa que siempre sentía un segundo antes de ser acunada por el sueño. Y allí estaba, el compañero fugaz que se pasaba de vez en cuando alguna noche por su cabeza. La ilusión de su presencia nadando en aquel océano de lava.
Y mientras se desnudaba, metió el dedo gordo para comprobar la temperatura en la lava.
"Perfecta" susurró mordiéndose los labios.
Se hundió poco a poco en la lava achicharrando todo su ser, y mientras se acercaba sensualmente a su compañero fugaz de sueños, recitó en su cabeza la gran hazaña:

"Me sentaba paciente ante los ojos de Diciembre, paseaba descalza cuando los árboles mudaban de piel. A veces podía sentir el frío de tantas maneras diferentes que ni siquiera me resfriaba. Sentía tantas cosas que dejé de sentir. Un día paseando me encontré con los océanos de lava, que desembocaban en los ríos que ellos llamaban "Infierno" y me senté a observar como gritaban de dolor. El calor que desprendía dicho océano consiguió derretir todo el metal de los engranajes que mi cuerpo acumulaba con los años y una vez fundida me incorporé a sus olas, a sus ríos que llevaban al Infierno, a la fiebre que nos provocaba por dentro"

Insomnio 0 -  Sueño 1