Parpadeos fugaces

martes, 18 de octubre de 2016

No encontrar el pulso

Tantas formas como significados, como sinónimos que se acercan a su cuerpo y susurran.
Susurran palabras grises, sin espacio para el sol, las arrastro con los pies.
Quedarse mirando a un pensamiento que vaga por el subconsciente, que de vez en cuando llega a tus labios y se pronuncia, en una forma enmascarada que para nada es un sinónimo de realidad.
Arregla con sinceridad lo que has roto a base de graparse la alegría en el rostro.

Una línea constante en el centro de un problema que se niega a girar para no chocarse, que se destroza en migas y se queda fría.
Es un cambio radical en la sed.

Dolor en los pulmones, no hago más que respirar lágrimas.
Y me ahogo entre mareas que zarandean con rabia mi cuerpo hundiéndome en el fondo.

Extraigo el veneno
Y observándolo en un tarro de vidrio me veo reflejada
Hoy he soñado que mi madre moría en mis brazos.

Sigo arrastrando los pies como si de ellos dependiera el camino,
no hago esfuerzos por sentir
Tengo hinchados los ojos de intentar borrar esa imagen

El miedo tiene muchas formas
Y tan solo te ofrece una salida
que siempre es hacia abajo, donde nadie quiere adentrarse, donde te pierdes a ti mismo y todo lo que eres.

Gasto las energías como si me sobraran
y vago por la vida como si tuviera ganas; en el fondo las tengo, pero no las encuentro.

Tirito
Siento frío
Miedo
Impotencia
Miedo de nuevo

Su imagen me recorre la piel
Respiro lágrimas
Las colecciono: esta por tí, esta también y esta por tì también

Esto es una mierda, disimula
Esconde tus tormentas y tus tormentos
tu colección de sufrimientos, tus sueños
Guárdalos entre excusas, entre sonrisas forzadas, entre silencios y pinceladas de música.
Déjate caer sobre la tierra mojada,
nunca volverás a ser el que eras antes, quizás deberías cambiar las preguntas para no temblar con las respuestas.

Tal vez no debería haber gastado tanta fuerza en cosas que realmente no importaban, o a lo mejor es que ya no me queda paciencia. Lo único que hay con seguridad son nervios, de todos los colores, gritando todos a la vez.

Me alimento de humor y así consigo sobrevivir un par de días.
Pero en seguida el rumor retorna. Parece ser que bailar con la tristeza es adictivo y más cuando tienes razones para bailar con ella.
Me pisa los pies.

No recuerdo bien donde está el punto de partida de este agujero negro
como si hubiera caído por un desagüe y nunca hubiera llegado al mar.
No pasan las horas, ni los días, ni los segundos, ni siquiera pasa el tren.
¿A quién le importa el reloj cuando no te reconoces en este tiempo?

Escupo sin querer suspiros y entre ellos veneno.
A veces escupo palabras del tirón lubricadas con lágrimas, aún así desgarran cuando salen por la garganta.

Nunca he sido cobarde pero me siento acorralada
por sus infinitas formas y su incontrolable final
Preguntarse qué pasará no ayuda, asfixia más.
Confío en su espíritu
¿Confío yo en el mío?