Parpadeos fugaces

lunes, 21 de enero de 2013

Aficiones

Tan normales como extravagantes, esas aficiones que forjan tu alma dejando ver al mundo quién eres y qué haces aquí para entretenerte, para sobrevivir.
Yo, como humana, también tengo aficiones y algunas son tan normales como bailar con la música que te gusta. Aunque no me guste bailar.
Aficiones o incluso obsesiones como esnifar el olor que desprende la gasolinera cuando paras a echar gasolina, la satisfacción y tranquilidad que te da ese aroma de hierba mojada, justo cuando acaba de dejar de llover, está allí, y ese olor sube desde el barro hasta los tallos y de allí a nuestra memoria.
Aficiones o simples posturas como sentarse en una silla de mil formas posibles y que cada cierto tiempo tienes que cambiar porque empiezan a ser molestas. Sentarme en cualquier mesa, a escuchar. Sentarme en el suelo y estudiar en el suelo, simplemente sentarme es otra de mis obsesiones más comunes.
Respecto a la obsesión o afición de los olores, también soy aficionada a los olores que me recuerdan algún suceso, la colonia de alguien, el champú del pelo, cualquier olor que traiga bajo el brazo un recuerdo.
Otra afición común es la de ponerme los calcetines uno de cada color. Hace ya mucho tiempo que lo hago y ya sin darme cuenta. No siento nada si me pongo los calcetines iguales, los veo extraños, tan uniformes.
Otra de mis aficiones más comunes es comer. Sí, la comida es la mitad de mi vida y sin ella no podría vivir, claramente. Como un heroinomano sin su chute. Básicamente.
Otra de mis aficiones más comunes es la de ir a todos lados en pijama. Si pudiera, iría a la piscina en pijama, me ducharía en pijama, me tatuaría mi propio pijama. Esta es muy común también.
Mis otras aficiones se resumen en escribir todo lo que me imprima la mente, procesar recuerdos y exportarlos, definir las cosas de una forma grotesca para eliminar su aspecto más grotesco aún. Me gusta estampar con fuerza las ideas sobre el papel, manipular personajes, torturar sus vidas y ser la única que puede decidir su destino, "Retorcido ¿Verdad?" Dirán algunos.
  Me gusta cuando el viento aporrea con fuerza las ventanas dejando una sinfonía de percusión y de viento. A veces cuando eres pequeño esta afición está todavía en su fase de miedo, y rápidamente te escondes bajo la sábana.
Me gusta crear la perfección entre líneas, dedicarte algún párrafo y huir sin dejar rastro. Dedicar una canción asquerosa cantando casi a pulmón.
Hablando de cantar, otra de mis aficiones más comunes es la de cantar, canto en la ducha, en el parque, en la cocina, en clase, en todas partes. Di una palabra que pueda relacionar con una canción y la cantaré. Soy como el spotify, te busco una canción, play y a cantar. Pero lo que más me gusta cantar es flamenco y ópera. Bueno, imitar a Shakira también me gusta mucho.
Otra de mis aficiones más comunes es comer dulce. Me encantan los caramelos, las golosinas, el chocolate, adoro el azúcar. Si pudiera montar un altar con una montaña enorme de azúcar como Homer Simpson lo haría encantada, y todos los días rezaría y me echaría en el café cuatro cucharadas de azúcar.

Son tantas las aficiones que puede uno llegar a desarrollar en la vida que no cabrían todas juntas en este espacioso blog. Cada uno tienes sus gustos, sus colores preferidos y sus antojos en la madrugada.

Hoy tengo antojo ronronear.

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