Parpadeos fugaces

martes, 5 de noviembre de 2013

'Me electrocutaste con tus pupilas de alto voltaje'

A veces los chispazos eran constantes con los roces de una piel cargada de electricidad. Los calambres mutuos que se pasaban entre los dos se convertían en una especie de idioma, un método excitante de comunicación sin utilizar palabras.
Enredaban sus cables arrancándose el miedo plastificado que no les dejaba conducir bien la corriente.
Una vez en carne viva se electrocutaban sin piedad, provocando con las manos y los labios, continuas bajadas y subidas de tensión, luces que parpadean, tormentas eléctricas que causarían incendios inmediatos.
El alto voltaje de sus miradas se transformaba en una espiral adictiva a las quemaduras que les hacían sus propios roces en la piel.

Ella serpenteaba sobre sus caderas, él la empujaba con fuerza.

Tenían que calmar la sed bebiéndose a morro, las respiraciones echaban carreras a ver quién corría más. El éxtasis dentro de una lata de cristal.
A mordiscos la serpiente introducía el veneno en su sangre, causándole una adicción mayor que la nicotina.
La mañana llegó silenciosa y disimulando, convirtiendo en arte lo que por la noche tan solo eran siluetas y sombras.
La suave seda cosida a las yemas de sus dedos acariciaban sus curvas, que descansaban tranquilos tras la tormenta.

El eco de las risas, el fuego en las miradas, su química, su conexión magnética.

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