Parpadeos fugaces

lunes, 10 de marzo de 2014

ATENCIÓN EXCUSA: Morir sería una espléndida aventura, pero no tengo las zapatillas adecuadas.

No estaría de más arrancarse la voz, dejar que hablen los ojos. Que tome nota el silencio. Que de repente mueran las nubes y las corrientes que inundaron nuestras ciudades nos descubran paisajes fantásticos en los que tumbarse a reflexionar. El único lugar donde la soledad no me gana la partida es en la imaginación, aun así las manos son sabias y los recuerdos hablan.
Comentan que los días pesan y las noches son amargas, que a pesar de inundar el café en azúcar no empezaremos los días dulcemente. No puedo dormir, algo está aporreando mis ventanas. Cortinas de humo que dejan pasar el frío entre piel y corazón, y la escarcha sigue ahí, resistiendo. Se agita la bandera blanca cuando aparece tu esencia en escena. Me rindo, cázame, me dejo atrapar. Pero date prisa, me puedo echar atrás. Y tic, tac, tic, tac...y morderé tus cuerdas y volveré a escapar...

Si al menos me creyera lo que estoy escribiendo.
Que a veces las corrientes cambian y mis pies se echan hacia atrás, lo sé.
Que tengo miedo, lo sé. Lo engullo y muerdo. Pero consigue trepar por la garganta.
Si al menos supiera lo que estoy sintiendo, aquí fuera, porque dentro es casi imposible me hablan en un idioma que no entiendo.

Ya no sé si es la vida la que aprieta o es que está engordando la agonía.
Me queman las retinas los rayos de luz, me cuartean la piel los copos de nieve, me hierve la sangre la indiferencia de la gente.

Ya no sé si es mi vida la que falla o es el fracaso el que acierta.
Patada tras patada tengo ya el pecho a prueba de balas, con miles de cristales rotos clavándose por dentro, las mandíbulas tensas con los dientes apretados. Las uñas alerta y los dientes afilados.

Alba y yo estamos hasta los cojones.

Ya no sé porque el tiempo me torea, me marea y me condena a vagar por sus segundos más lentamente de lo normal. Los días fustigan con fuerza una espalda que cruje al incorporarse. Ya no sé porque la alegría se va sin mi.

Estoy hecha de ráfagas.
Flashes de luz que desconciertan al que lo mira fijamente con el duro contraste entre oscuridad y luz máxima.

Lo malo de jugar con el fuego es que te puedes quemar pero mi piel ya se ha acostumbrado a las quemaduras y ya no le duele. Solo le duele el no poder jugar más.
Joder, le duele mucho.

Tonterías.

Tonterías las que me cuenta mi cabeza cuando no puedo dormir.
"Cuenta ovejas" Cuento ovejas mientras asesino al pastor. No me sirve.
"Cuenta margaritas" Si muy graciosa, me duermo o no me duermo.
"Cuenta los cargadores que vaciarías en su cabeza" Y de repente me quedo dormida.

Parece que me han robado el alma y la han violado en cualquier callejón, la llevo como las bragas cuando estás cerca, por los suelos. A veces se incorpora y exclama "¡Que no pasa nada!" Pero no la creo, algo trama, algo esconde.
Yo la escucho sollozar. Ahí está, tirada en mi estómago, se escucha el sonido de la panza hambrienta.

Yo te comería. Una y otra vez. Alimenta mi gula hasta que muera.

Mátame lentamente mientras tus dedos recorren mi espalda.
Hazme polvo entre uno y otro, agárrame con fuerza que me quiero escapar.
Me quiero escapar agárrame, agárrame fuerte que me quiero escapar...me quiero escapar...

Aquí la frustración ha dado un golpe de Estado, ¿y quién lucha? Nadie.
Tengo medio ejército muerto y los párpados reventados, ¿y quién lucha? Nadie.
Las manos destrozadas y los huesos partidos, ¿y quién lucha? Nadie, yo, y mi desesperación.

"¡Corre pequeña que no te alcancen!"
Le gritaron con fuerza a la inocencia. Pero se paró a preguntar porque debía correr. Se dejó cazar.

¿Me he dejado cazar? No, no lo creo. Yo sigo respirando y ellos no.

¿Qué fumas niña? De tus ojos intuyo que no es legal.
La vida es legal y te puede matar ¡Oh sí! sin duda lo hará.

Tenemos algo en común.
Cuando a más de 200 km/h nuestros ojos se encuentran en un cruce de miradas nos llevamos por delante al policía del tráfico, que está allí indicando el camino, como si por un momento creyese que lo íbamos a seguir.
Bailamos sobre su cadáver. Y después, el madero a la hoguera, la noche es fría, la sangre congela, acércate no te quemarás con mi hoguera.

Tengo un problema en el cuerpo y es que no puedo aparecer aquí y allí en menos de un segundo, ojalá pudiera. Seguiría llegando tarde sí, pero en el recorrido que me quedaría hasta llegar allí no pensaría en ningún momento "Llego tarde, llego tarde, llego tarde, llego tarde"

Con calma.
Házmelo lento.
Dios, muy lento mientras me sanas las heridas.
Congélame.

¿Qué digo, qué dicen? La oscuridad me arropa. La única ventaja es que es calentita. Me sangra la nariz.
Mañana es un día nuevo, con el mismo nombre, con el mismo día que hace un año, con las mismas horas y con los mismos segundos y me atrevería a decir que con el mismo recorrido gracias a la rutina. Pero es nuevo, ¿y porqué nuevo? ¿Porque puedes innovar? ¿Porque tienes libertad para innovar? ¿Innovar en qué? ¿En tiempo libre? ¿Tiempo libre? ¿Qué es el tiempo libre? ¿Acaso el día no está encerrado en las meticulosas horas? ¿Y las horas dentro de los segundos? ¿Como una muñeca rusa? ¡Innovar, improvisar! Improvisamos día y noche sin parar a descansar, estamos hartos de improvisar, improvisar se ha convertido en nuestra rutina y será nuestra tumba. Una tumba que guardará nuestros huesos bajo la tierra hasta que un profanador de tumbas la abra, se decepcione porque no llevamos joyas, y nos vuelva a encerrar.

Siento murciélagos en el estómago.
Sí, murciélagos. Maldita sea están locos, me están arañando por dentro y no lo puedo aguantar más. Quieren salir pero no les dejo, la luz les dañaría e incluso podrían matarlos, pero si no arriesgas no ganas, eso dicen.
Menuda mentira. Estás arriesgándote todo el tiempo.
Cruzas la calle y te arriesgas a ser atropellado.
Vas a comprar al super y te arriesgas a:
a) Ser rehén porque alguien ha entrado con una escopeta y quiere robar el dinero
b) Pasar vergüenza porque no puedes pagar todo lo que has cogido y tienes que volver a dejarlo
c) Que algún producto esté caducado y mueras intoxicado

¡HIPOCONDRÍACOS DE MIERDA! ¡MORIR RESPIRANDO DESGRACIADOS!

La tensión dice que sube y yo no estoy preparada.
¿Preparada para qué?
Para desmayarme y partirme el cráneo contra la mesa del café.
¡Pero que violenta es esta tensión! Prefiero que me suba el azúcar y morir dulcemente.

Seré papel si me haces avión, y si me lanzas con fuerza volaré por tu habitación hasta estrellarme donde el azar elija, aterrizar bruscamente en tu cama, que me vuelvas a coger con tu aliento de plata, enciende los motores volvemos a despegar, yo me estrello donde tú me digas y a los pasajeros los mandamos callar.
¡Yo solo quería ser cometa y volar por encima del mar!
Yo solo quiero volar.

Y morir entre ráfagas de viento que nos hace suspirar.

Fin de la transmisión cardio-neuronal.

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