Parpadeos fugaces

martes, 25 de diciembre de 2012

Roturas en la costura.

La gente se toma demasiado en serio la Navidad. ¿Por qué? No entiendo ni un pelo del objetivo de la Navidad.
Si crees en Dios, celebras el nacimiento de un niño que nació supuestamente en un portal, que su madre fue supuestamente fecundada por Dios y que se enteró a través de un ángel que se tomó la molestia de bajar del relajante y cómodo cielo a la apestosa y pobre Tierra. Le comunicó a la pobre muchacha virgen lo que Dios le había hecho, y ésta, como si conociera de toda la vida a ese ángel le creyó. ¿No podía habérselo revelado su retraso menstrual? ¿Y José que pinta en todo esto? Por que encima de que es el único que trabaja y trae a casa el pan se le presenta aquel marrón ¡Y qué marrón! Su mujer, a la que tanto ama y que todavía no ha tenido el valor de consumar el amor, le pone los cuernos sin que ella se entere con alguien que prácticamente no tiene masa muscular opaca, y encima se queda embarazada. Sin más remedio le toca cuidar a ese niño como si fuera suyo, y claro, como es cristiano no se puede divorciar. Está muy jodido. 
Pero lo mejor viene después, que anteriormente huyendo de Herodes la Virgen María, Jesús en su panza, y José llegan a Belén en burro. Y en la absoluta pobreza, ella da a luz. Antes de parir, llamaron a todas las puertas y los ciudadanos les rechazaban, pero claro, cuando la Virgen María empieza a despotricar gritando sobre ellos cuando empieza a asomarse la cabeza de Jesús por su vagina toda la gente sale de sus casas a ver qué pasa. Cuando Jesús ya ha nacido toda la gente se muere de amor, y de repente sus corazones se deshacen ante el brillo de su inocencia, y el mundo contempla su grandiosidad, pero olvidan que ellos mismos negaron la entrada a su casa de aquel bebé tan precioso. Y no sienten arrepentimiento, solo admiración por aquellos ojos de Dios. 
Y mientras tanto, una estrella, o una alucinación por el opio ingerido de los tres reyes magos les conduce hasta dicho portal. Quizás se pasaron meses siguiendo a esa alucinación brillante, y tan sólo llevaban su sonrisa, sus camellos, y los regalos para el niño Jesús. Y justo llegan cuando el niño nace, ¡eso es puntualidad! Oro, incienso y mirra. Esos eran los regalos. El oro lo entiendo, y no se sabe en qué lo gastaron, pero hubiese sido mejor regalo un par de paquetes de pañales y unas mantas para el frío, opino yo. 
El caso es que los cristianos del siglo XXI celebran el nacimiento de alguien que fue asesinado hace un buen puñado de años. Celebran que nació, pero se olvidan de que probablemente sus ancestros más antiguos no les dejaron entrar a María embarazada y a José cuando llamaron a sus puertas. 

Si no crees en Dios, al menos agradécele que tengas vacaciones, si es que aún trabajas. Igualmente celebras el nacimiento de una persona que te la trae floja, lo único que quieres es reunirte con tu familia y comer hasta reventar. No entiendo el estrés que produce seis horas antes de cenar la preparación de la cena familiar. 
Pero la cena finalmente sale deliciosa y los comensales, con la tripa hinchada y el cinturón reventado, se van a dormir a sus casas contentos.
¿Y los villancicos? Nadie sabe exactamente quién tenía una mente tan retorcida como para crear dicha canción.

Otro tipo de persona, es la típica persona hipócrita que piensa que haciendo buenas obras en Navidad está salvada de ingresar en el Infierno. Yo hoy le compro un bocadillo a un vagabundo por que es Nochebuena, pero cuando es 15 de Abril y te piden limosna niegas con la cabeza y deformas las arrugas de tu cara dando a entender que te da mucho asco que te toque.
Los habitantes del mundo tienen un concepto de felicidad bastante atrofiado. Caprichosos seres carnosos llenos de huesos y líquidos que huelen mal, deshechos, nervios, calambrazos, emociones.

Pero quién soy yo para juzgarlos, si mi relleno también es de carne que con el tiempo se arruga y se pudre, quién soy yo para juzgarles si también estoy compuesta por huesos, músculos, nervios, pellejos, deshechos, calambrazos, pulsaciones, emociones.

Y luego está el otro tipo de persona que ha dejado de creer en el mundo, porque la Navidad le cala los huesos, porque el calor rehuye de su interior y la situación le asfixia el alma. El otro tipo de persona que mira desde la calle a través del cristal, como la gente ríe, grita, come, bebe, compra, consume. Esa clase de persona, que no mirarás de frente porque es Navidad, y en Navidad, solo importa tu felicidad y la de los tuyos.

Feliz Navidad, supongo.



2 comentarios:

  1. Me encanta tu locura, denota que te has parado a razonar además de mofarte xDDDDDDDDDDDDDDDDDD

    Edito: tíiiia, abre los comentarios, que se pueda comentar tranquilamente sin toparte con un banner con letras que te obliga a escribir palabras Random xDDD

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  2. No sé como se abre eso XDDDDDD Me dan unas paranoias un tanto fuertes, este de aquí arriba *señalando al cerebro* ha fumando demasiado x)

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