Parpadeos fugaces

martes, 3 de enero de 2012

A esa mujer que siempre imaginé, pero que nunca llegué a conocer.

La poesía esta vez me desnuda ante el mundo. 


Aquella rubia, bajo la lluvia, pasando frío congelando el río y las corrientes del mar donde te sientas a pensar, el pasado recordar, sonreír y no llorar.
Me llega la inspiración, musas rubias besan mi imaginación, el corazón clavado en cada renglón, abandonado y atravesado.
Malherido sigue latiendo no te estoy mintiendo si te digo que, te llevo aquí dentro;
fusionada con mi piel, como la tinta en el papel, el calor de tu sonrisa desabrocha mi camisa, y mi corazón sin quererlo late deprisa...
De repente despierto de aquel sueño yo, que le había puesto tanto empeño, en no despertar, en imaginar, intentar rozar, esos labios tan delicados que me hacen temblar.


Vuelvo a mi pesadilla a mi realidad, me quiere quemar me intenta cortar con esa cuchilla, llamada soledad.
Y es que aquella rubia, bajo la lluvia, la intento besar, ¡Sé que no es verdad! Soy tan cobarde no puedo expresar, mi debilidad, que sin ella no puedo respirar.


Le doy de fumar la pipa de paz, está a punto de estallar esta puta realidad me quiero colocar con su caminar, llego al éxtasis si me dice que sí...


¡Es que nena, me provocas más que las morenas, cuéntame tus penas, con tu mirar me rellenas, me envenenas, bésame con la Luna Llena! 
No te estoy mintiendo, si te digo que te llevo aquí dentro: tatuada, en mi corazón y en mi mente pegada, te dedico esta canción no le falta razón. Es la manera más fácil, más ágil, de decir la verdad sin apenas temblar. 


Estoy alucinando, esta chica me está enamorando. 
Me envenenas, quiero que me inyectes tu amor en mi venas. Llévame a donde quieras, chúpame la oreja y así me quemas. Grítame al oído que quieres más, estás descontrolada no puedes parar. Yo no voy a frenar, prepárate, vamos a sudar.
Te chupo el cuerpo y me sabes a canela, ¿Qué nos ven los vecinos? ¡Me la pela! 
Apaga las velas, déjate llevar, esta noche es la noche no la vas a olvidar.


Eres la reina de mi cama, bajo las sábanas eres la puta ama
Mi piel quemada, tú desaliñada
Esa melena tan enredada.
Con la boca, te arranco la poca ropa que tapa tu piel y tu desnudez.
Tus pezones, cuanto más los chupo más me pones.
Te gotea, las gotas de deseo, ¡Deja que te vea! La luz de luna te clarea. Me marea, las vueltas que damos mientras salvajemente nos amamos. 


Muérdeme las tetas, me convertiré en mil poetas, te susurraré algo más que palabras coquetas.
Te secuestro a mi planeta, te invito a un peta, no es ninguna treta.
Vente a mi lado, cruza el mar conmigo a nado. 


Es que eres la rubia, bajo la lluvia, temblando sin parar, te voy a abrazar y mi calor podrás conservar.


Canción sin dueña, no espero que la tenga. Escrito en un humilde folio manchado de mucha imaginación y poco vocabulario. Cada día le pongo un ritmo distinto y sigue sonando a vacío, a ausencia, el eco de la soledad que remata la canción le da un tono de tristeza y desesperación en la ansiada búsqueda de la mujer perfecta.













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